El otro día veníamos de camino a casa en el coche unos amigos y yo, justo en ese momento pasábamos por el puente de la ciudad de las artes y las ciencias dónde nos quedamos parados en un semáforo. Uno de esos amigos, nos dijo: «Si te paras a pensarlo la ciudad de las artes y las ciencias es increíble, pero al estar siempre por aquí no nos damos cuenta». Estuvimos un rato hablando sobre eso y sobre cómo lo ven desde otra perspectiva otras personas que no están acostumbradas a verlo.
Al llegar a casa, estuve un rato pensando en esa frase que dijo mi amigo, era una frase que parecía contradictoria, pero era totalmente cierta. El hecho de pasar siempre por ahí, ver este lugar todos los días, pasar por en medio como si se tratase de cualquier calle… hace que no apreciemos su inmensidad y su belleza.
A veces, recuerdo pasar por allí sin ni si quiera parar un segundo a mirarlo todo, como si pasara por enfrente de la frutería de mi casa y al alzar la vista de vez en cuando lo trato como un entorno tan habitual que pierde todo su valor.
Otras veces, me he parado allí y me he dado cuenta de que a pesar de que en determinados momentos no le damos la importancia que tiene, realmente si nos paramos 10 minutos únicamente a observar los materiales, las curvas, los reflejos en el agua, la vegetación… nos damos cuenta de la preciosidad y la belleza que este lugar representa.
En relación a lo anterior, también estuvimos comentando que las personas extranjeras, cuando vienen a Valencia, siempre visitan este lugar, no paran de hacerle fotos y se puede observar su cara de impresión y de admiración en cada paso que dan.
Por otra parte, creo que esto es algo aplicable a nuestro día a día, muchas veces estamos tan acostumbrados a disponer de algunas cosas, que nos olvidamos de su valor y su importancia y lo tratamos como algo más. Sin embargo, podemos observar otras personas que no disponen de ello y lo valoran muchísimo más
En conclusión, a veces no valoramos lo que tenemos delante por el mero hecho de pensar que siempre lo tendremos, sin embargo, creo que a veces necesitamos a gente como los extranjeros, que nos hagan darnos cuenta del valor que en realidad tienen esas cosas.